25 abril 2005

El barroco


EL BARROCO

Si aceptamos las primeras operas (1599-1600) como hito inicial del Barroco y la muerte de Johann Sebastian Bach como hito final, resumen y coronación de este periodo estilístico, hablaremos de 150 años de Barroco.
Como ha ocurrido con otros términos usados en la historia del arte, la palabra "barroco" se empleo inicialmente con un sentido peyorativo, como sinónimo de algo grotesco, recargado y desmedido.
Vale la pena recordar algunos testimonios de época al respecto. Pluche, filósofo francés, en 1746 comparaba el arte de dos famosos violinistas: Guignon y Anet. Para Pluche, Guignon se excedía en su afán de impresionar con su agilidad, sacrificando lo fundamental de la música que es aspirar al "lirismo de la voz humana", condición en la que Anet destacaba claramente. Anet representaba el ideal, que era la musique chantante. Por oposición, el sobrecargado arte de Guignon era calificado de musique baroque.
Por su parte, el propio Jean-Jacques Rousseau, en su diccionario musical, al hacer referencia a lo barroco, lo relaciona con un tipo de silogismo alambicado de tipo sofista, según una terminología usada en Lógica.

Volveremos luego a esto para explicar el contexto histórico-estilístico (Rococó) en que dichas criticas surgieron. Por ahora, destaquemos que recién en el siglo XIX, el termino "barroco" perdió su connotación peyorativa y paso a señalar, con plena propiedad, cierto estilo artístico en las artes plásticas, en la arquitectura, en la decoración y, desde luego, en la música.Cuando se revisa la variedad infinita de situaciones musicales que reciben la denominación común de "barrocas", parece muy difícil llegar a definir cual es el elemento de la esencia que puede trazar un hilo conductor que las una; ¿Que tienen en comun una opera de Monteverdi, un concerto de Vivaldi, una sonata de Tartini, una Suite de Bach y un oratorio de Haendel?
Por de pronto, y haciendo referencia a las criticas de Monsieur Pluche, tendríamos que constatar y asumir que en los ejemplos nombrados, coexisten situaciones definibles como musique chantante y musique baroque, incluso al interior de una misma obra. Eso nos permite afirmar que en el Barroco se dan, con igual fuerza, elementos contradictorios y, en definitiva, complementarios.

Adelantando conceptos, diríamos que ese hilo conductor descansa en la siguiente premisa fundamental para la música barroca: desde los inicios de la nueva manera, a fines del siglo XVI, hasta su culminacion en J.S. Bach, se comparte la creencia de que la música tiene el poder -y el deber- de conmover y representar los afectos y pasiones del alma humana. Esto, tanto en lo vocal como en lo instrumental.Lo anterior, ya insinuado en el Renacimiento para el tratamiento de los textos, llega en el Barroco a ser formulado en teorías y retóricas musicales, dando origen a explicaciones de todo orden, desde las más ingenuas y pintorescas hasta las fundamentadas en principios filosóficos (Descartes).

Así tendremos doctrinas retóricas y musicales, que propugnan la existencia de arquetipos sonoros como signos audibles de la alegría, el dolor, la ira, etc. Esto confiere a la música una condición dramática, en el sentido de representación, teniendo a la Opera como genero paradigmático de este afán.Dicho dramatismo, en gran medida descansa en el uso consciente de los contrastes de todo tipo: de timbres (grupos de instrumentos disímiles en diálogo; Vocal versus instrumental, etc.), de movimientos (alternancia de lento-rápido), de texturas y procedimientos.
Todos ellos hoy nos resultan naturales y casi obvios por haber sido heredados por los estilos posteriores, pero en el periodo que nos ocupa, constituyeron un aporte original y decisivo.Una relación con las artes plásticas puede resultar ilustrativa para captar el espíritu común presente en la música en relación con otras manifestaciones. El uso del color, las perspectivas y ángulos de visión, la exuberancia de las formas corporales, las "poses" o el movimiento inaudito de los cuerpos en mármol y de sus vestiduras (Éxtasis de Santa Teresa, Bernini), apuntan a un dinamismo teatral, que guarda estrecha relación con las líneas melódicas torturadas presentes tanto en un "lamento" de un personaje mitológico de una opera de Monteverdi (barroco temprano) como en un aria espiritual que expresa el dolor del alma ante la pasión de Cristo, en J. S. Bach (barroco tardío).

Teniendo presente lo anterior, puede hacerse un catastro de situaciones puramente musicales que, técnicamente, configuran el Barroco musical:
· Gran desarrollo y perfeccionamiento de los instrumentos, lo que estimula las escrituras idiomáticas y los géneros instrumentales independientes de lo vocal. Técnicas de construcción de instrumentos de cuerda (arcos) a cargo de artesanos italianos insuperables hasta hoy (familias Stradivarius, Amati, Guarnieri, etc);
· El nacimiento de la Opera. Partiendo de una equivoca interpretación de la tragedia griega, se da origen a la declamación con música (estilo recitativo, "monodia accompagnata"). El genero, que nace en el seno de solemnes fiestas cortesanas, incorpora después todas las conquistas instrumentales y se transforma en un gran espectáculo, popular y masivo, de enorme influencia en las otras formas vocales (Oratorio, Pasión, Cantata) y también en las instrumentales;
· Nuevo tratamiento del Bajo, como línea fundamental sobre la cual se construye. Aparición del Bajo cifrado, con un sistema codificado de números, que sirve de soporte a una línea melódica superior, revelando que, al menos en el barroco temprano, son esas voces extremas de la textura las que se privilegian, en desmedro de las líneas interiores;
· Nacimiento del stile concertato, que supone el aunar y organizar fuerzas contrastantes (concertar). Se "conciertan" las fuerzas vocales con las instrumentales, los solos individuales vocales o instrumentales con los grupos colectivos.
· Afirmación del sentido de tonalidad, con sus modalidades mayor-menor, lo que representa el reemplazo del sistema modal de plena vigencia en la Edad Media y Renacimiento. Junto con la fijación de la tonalidad, se acentúan los aspectos direccionales y funcionales de la nueva ciencia de la música, la Armonía. Así como hicimos alusión al contrapunto modal de Palestrina en el Renacimiento, el nuevo modelo será el contrapunto tonal de Johann Sebastian Bach.

Bach no solo representa el grandioso resumen y pináculo del Barroco, sino que sus aportes a través de algunas obras señeras (Pasión según San Mateo, Misa en si menor, Variaciones Goldberg, Ofrenda Musical, Arte de la Fuga) pueden ser calificados como unas de las más altas cumbres en la historia cultural de Occidente. En Bach se funden las tradiciones de las escuelas renacentistas neerlandesas, los maestros del norte de Alemania del siglo XVII, los logros de la música italiana y francesa de su tiempo. La prodigiosa síntesis musical tendrá por marco la creencia religiosa del compositor quien, como luterano ferviente, jamás escribirá una composición, sacra o profana, si no es "ad majorem Dei gloriam" o "in soli Deo gloria", es decir, solo para alabanza y honra de Dios.
Cuando muere Johann Sebastian Bach, en 1750, su vigencia se mantenía como virtuoso organista y no como compositor. Sus hijos representaban mejor que él los nuevos aires que corrían en la música europea. El Barroco suntuoso era considerado una actitud superada. Se propugnaba una música que imponía una nueva manera burguesa (Estilo de la Sensibilidad) o cortesana (Estilo galante), que procura una vuelta a lo "natural", entendiendo por ello una supremacía de las melodías simples y muy claramente articuladas y simétricas. Esa es la época referida antes, que llamamos Rococó y en cuyo contexto se dio la critica a la musique baroque.



Se podría observar, como paradoja, que esta nueva simplicidad es parecida al fenómeno de la línea melódica acompañada que anuncio el comienzo del Barroco. Pero, no debemos olvidar que ese procedimiento de recitación musical del Barroco temprano aparece vinculado a una posición estética que le confiere a la palabra total supremacía por sobre la música. A partir de ahí, la música nuevamente fue recuperando terreno durante los siglos XVII y XVIII. Ahora, en el Rococó, 20 anos antes de la muerte de Bach, ya se había producido esta recuperación y los estilos "sensibles" y "galantes", decididamente, conceden otra vez la supremacía a la música.En esta ley pendular de los estilos, después de los choques y contradicciones -que son sustancia del arte- cabe siempre esperar la aparición de una síntesis. Ella se dará a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, con la trinidad Mozart, Haydn y Beethoven. Ellos recogen el legado del dramatismo barroco y la finura y sencillez del Rococó, dando origen al estilo denominado Clasicismo.